Los cruzados le llamaban el viejo de la montaña,jefe de una secta Ismaelí llamada de los “asesinos” que unas veces se traduce por los guardianes de la luz, y otras,por los comedores de hachis.Aquella secta misteriosa,en la que reinaba una disciplina cruel,sostenía,por una parte,a unos filósofos nutridos de magia y de esoterismo,y por otra parte,a un equipo de ejecutores ,de asesinos,que de pronto bajaban de la montaña al mando del jefe y cumplían ciegamente su misión.Los cruzados a menudo se las hubieron con ellos.Aquel jefe,temible y temido,se llamaba Hassan Sabbah, el Sheik el Yebel.
Nació en Persia, de un comerciante de maderas de la ciudad de Reí, e hizo sus estudios en la universidad de Nichapur.Allí conoció a dos camaradas,Abú-Alí-Hassán y Qhiyath-ed-Din,apodado Omar-el-Khayyam,”el que levanta tiendas”.Los tres amigos,al terminar sus estudios,hicieron un pacto:Aquel de nosotros que alcance la gloria o la fortuna,tendrá que compartir a partes iguales con los otros dos.
En Reí,su ciudad natal,Hassán aprendió de un viejo ismaelí,la doctrina secreta que lleva por el camino recto,la filosofía de la secta de los siete Scebayah,cuyos jefes estaban en Egipto.Los ismaelíes veneraban como séptimo a Iman Ismael,hijo menor del sexto Imam Chyita,y profesaban una ciencia secreta,de poderes mágicos,a la que accedían gradualmente los iniciados por los siete grados,que en total eran nueve.
Enfermo, Hassán estuvo a punto de morir.Un sueño lo iluminó y se despertó curado.Se fue a el Cairo,donde fue iniciado en el más alto grado de la gran logia Ismaelí.Consumió hachís,hojas de cáñamo indio,por medio de vahos,de licor,de pastillas.La droga iluminaba los sueños de los señores,y como la de los Fellashs o la de los remeros de los Dahabiehs,excitaba su medicación,acrecentaba el valor y el deseo y precipitaba en visiones místicas,abolía el sufrimiento y exacerbaba al combatiente o al voluntario de la Muerte.
Unos complots obligaron a Hassán a marcharse.Se embarcó para Occidente.Se desencadenó una tempestad y el navío iba a hundirse.Hassán apaciguó la tormenta.Desembarcaron en las costas de Siria.Los marinos salvados del desastre no quisieron abandonar a Hassán.Con ellos atravesó Persia,formando a sus adeptos en una abnegación total.Necesito su fe,decía,que estén entre mis manos como el cadáver entre las manos del que lava los muertos.
Dirigío sus pasos hacia las montañas del sur del mar Caspio,en los alrededores de Rudban,en la cumbre del desolado picacho donde se alza el castillo de Alamont (el nido de las águilas),y en septiembre de 1090,se convirtió en el amo de la fortaleza.

A partir de entonces irradiará del castillo de Alamont la acción entera de Hassán-Sabbah y de sus discípulos,mediante el envío al llano de múltiples emisarios.Numerosos atentados señalaron aquella acción:visires apuñalados,altos dignatarios estrangulados,personas envenenadas por orden del cruel Sheik el Yebel.
Esto no ha hecho más que empezar.