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PODER FEMENINO


poder femenino

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La estrella.

Cuando se enteraron de que las masas de todo el país se agolpaban ante los nickelodeons para ver las películas en las que intervenían sus intérpretes favoritos,conocidos entonces como «La pequeña Mary», «El chico de la Biograph » o » La Muchacha de la Vitagraph «, los menospreciados actores, hasta entonces sólo considerados personal de trabajo, súbitamente adquirieron conciencia de que, gracias a ellos, se vendían las entradas.

Entonces esos rostros famosos adoptaron nombres y sus salarios comenzaron a elevarse: el star system, una problemática bendición, acababa de nacer. Para bien o para mal. De allí en adelante, Hollywood tendría que apoyarse en esa quimera fatal: LA ESTRELLA.

Y,si los nuevos ricos del cine se sentían cansados por la tensión de su oficio, siempre podían recurrir al «polvo de la alegría», como en aquellos liberales tiempos se llamaba la cocaína, un remedio seguro para levantar los ánimos.

En 1916, la droga podía ser la base argumental de un film. El año de El misterio del pez salteador, un especialista británico en narcóticos, Aleister Crowley, pasó por Hollywood calificando a sus habitantes de «cocainómanos y maniáticos sexuales.

Los iniciados sabían que la primera vampiresa, arrojada a los consumidores como un demonio franco-arábigo de Perversidad nacido a los pies de la Esfinge, sólo era, en realidad, Theodosia Goodman.

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Los años veinte se consideran en general «La Época Dorada del Cine», y dorada era en verdad la exuberante creatividad fílmica que redundaba en fabulosos ingresos. Se describe a la gente de cine de dicho período como individuos a los que sólo les importaba, fuera de la pantalla, regocijarse en placeres sin fin. No obstante, la leyenda pasaba por alto un hecho: el miedo. Ese temor siempre presente de que la base de sus dorados sueños se derrumbase en cualquier momento.

 

A los dieciséis años, Olive era una equilibrada y vivaz señorita, muy requerida por la alta burguesía, musa de los clanes de «Vogue» y «Vanity Fair«, ornamento de las fiestas organizadas por  Condé Nast, editor de esos magazines del mundo de la moda.

TITULARES SOBRE HOLLYWOOD VENDÍAN EJEMPLARES a condición de que fuesen picantes, atrevidos o decididamente escandalosos.

Hollywood Babilonia

Autor : Kenneth Anger