La lucha entre ambas fuerzas comenzó a definirse cuando Amalec,nieto de Esaú que simboliza a Satán, se atrevió a desafiar al Dios de Israel durante el éxodo de Egipto, y el señor declaró que tendría guerra con Amalec de generación en generación hasta borrar el espíritu impuro sobre la faz de la tierra así como de debajo del cielo.
Esta fuerza,denominada Satán y que,según la tradición, está representada por la Serpiente o Dragón,simboliza a su vez al extremo Oriente,ya sea estampada en los distintos estandartes como grabada en sus ocultas intenciones.
En la india prevédica,la Serpiente era representada por los Nagas serpentiformes,los cuales eran los dioses principales,amos de los hombres y del mundo.
El hinduismo no ha abjurado de esta tradición,inaugurando así un simbiotismo que en el curso de los siglos iba a convertirse en un pandemonium en el estricto sentido del término.Siva tiene siempre serpientes como atributos ,y en Egipto era uno de los atributos del Faraón,así como el espíritu del Nilo.
En el relato bíblico, la serpiente tienta a Eva ofreciéndole un conocimiento que la elevaría espiritualmente hasta llegar a ser igual a Dios;en este engaño se hundió la primera mujer en la profunda caída original.
Esa misma Serpiente, con infinita astucia, se vale del mismo argumento y se aprovecha de idéntica ingenuidad en la gente;su onjetivo es destruir la civilización judeo-cristiana a través de una invasión oculta,cuyos alcances y objetivos escapan a la visión occidental.
Esta lucha, que pretende definir la batalla final entre las fuerzas llamadas blancas y negras, ha entrado en su fase decisiva.Tratar de desenmascarar a semejante enemigo es la tarea fundamental a cumplir en el duro, estrecho y tenebroso camino que conduce a la redención.
Oriente promueve la salvación sólo en sentido individual, sin pensar por un instante en la salvación general.
El oriental es un sistema que pone al individuo en una posición de fuerza, ya que violenta a la naturaleza al entrar en el juego de la adquisición de los citados poderes.
El hombre siempre atrae hacia sí al espíritu por el cual él suspira en este bajo mundo.Si el hombre suspira por la suprema y santa Palabra y se liga a ella constantemente por el pensamiento,él atrae a sí esta palabra santa de arriba hacia abajo.Pero si él suspira por el otro lado,y se le ata constantemente por el pensamiento,él atrae al espíritu del otro costado.
Estaba escrito además en este libro que todo depende de la palabra,del acto y de la voluntad:si se sigue la palabra que se pronuncia, el acto que se cumple y el deseo que se experimenta ,se atrae aquí abajo al lado con el cual uno se cita.
He encontrado igualmente en ese libro todos los ritos del culto de los astros, las palabras que hay que pronunciar en las ceremonias y la intención que se debe tener para atraer aquí abajo al espíritu impuro del demonio…
Yo les dije a los habitantes de la ciudad que me han mostrado ese libro: Hijos míos,esas palabras muestran analogía con las de la doctrina santa.Sin embargo, debéis apartaros de esos libros,para que ellos no os seduzcan y no os tienten para que os entreguéis a los cultos cuyas ceremonias son descritas;ni para atraeros al espíritu del mal en cuestión;esto podría, no lo quiera Dios, separaros del culto del verdadero Dios.Porque todos esos libros tienden a pervertir el corazón del hombre.
Fuente: Los ocultos caminos de Amalec
Instituto Qumram
