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Magia

Quiero beber de tu sangre.

Pareció entrar en él una partícula de la fascinación amorosa de aquella mujer,como entra en el hierro un poco de la virtud del imán.Era realmente una sensación magnética de placer,una de esas sensaciones agudas y profundas que sólo se experimentan al comienzo de un amor,que parecen no tener ni localización física ni localización espiritual como todas las demás,sino radicar en un elemento neutro de nuestro ser,en un elemento casi diría intermedio,de naturaleza desconocida,menos simple que un espíritu,más sutil que una forma,en el que se recoge la pasión como en un receptáculo

El hombre sentía que la presencia de ella fluía y se mezclaba con su sangre,hasta que su sangre se convirtió en la vida de ella,y la sangre de ella en la vida suya.En la mayoría de las personas,las percepciones de este tipo se vuelven más claras tras la unión corporal;pero ésta,cuando se produce de modo primitivista,también puede asfixiarlas.En una carta D.H.L dice:Cuando me uno a una mujer,la percepción por la sangre es intensa,suprema….Algo,no sé qué exactamente,pasa entre su sangre y la mía en el momento de la unión. Hasta el punto de que,aunque ella se aleje de mí,queda entre nosotros dos esa forma de conocerse a través de la sangre,aunque la percepción por el cerebro se haya interrumpido.

Fuente:E.Levi,Philosophie Occulte.Premiere serie.La science des esprits,Paris,1865.

La mujer reina en el imperio de la CARNE,porque el Espíritu la devasta sin cesar,se agazapa dentro de ella,aprovecha sus entrañas para convertirse en un ser vivo.

Ella destila con sus nervios,con sus huesos,ese retoño;lo nutre con quién sabe qué esencia de sí misma.En verdad su madre tiene ese espíritu,verdaderamente tiene su origen material.Y cuando por la mañana despierta a la luz del día,se siente más fatigada que después del esfuerzo más sobrehumano,tan lívida que se diría que es una parturienta.Su alma, en efecto ha dado a Luz.

Ese hijo,ese esposo, es también el padre de su misión,el origen de su desventura, el antepasado de su melancólico y solitario destino.

El BRUJO recibe de su amo el don de la fascinación.

La FASCINACIÓN es el poder de hacer daño por la mirada,sobre todo a los objetos animados e inanimados.Al Brujo le basta con contemplar a un niño,una planta,una casa,para que el niño muera muy pronto de debilidad,para que la planta se marchite,para que la casa caiga en ruinas.Un demonio,comunicado por Satán a su fiel sacerdote, emana a voluntad el mal ojo sobre el hechicero.Y tal demonio,dotado de cierto libre arbitrio,de una facultad de adaptación en cuanto a los medios de hacer el mal,propaga ora la enfermedad,ora la destrucción.

La obra de condenación se convierte a veces en la obra de esclavitud, y para ello no hace falta más que una torpeza de parte del maleficiador y una fuerza noble en el maleficiado.El que golpea es golpeado,el que tiente es tentado,el que cree vencer sucumbe.

No confundir a el Brujo con el Mago.

El Mago está verdaderamente solo;a la vez sobrehumano e inhumano,desdichado e inaccesible, sin esposa,sin voluptuosidad, sin debilidad.Es dos ojos hueros de emoción o de sueño,una boca vacía de sonrisa , y sobre todo una mano y un rostro.

El Mago no ama porque es inmortal. Cada vez que amas mueres en la misma proporción, dice Janus de Villiers.Y esta frase es temible es exacta.El hombre que se casa con la vida, que besa los labios amargos y suaves, que se propaga en hijos, que se apega a la móvil ola de los días, ¿ no ha renunciado a la inmortalidad?.

El buen Mago me ha parecido un monje protestante,llevando el gusto de la mortificación y el silencio hasta el punto de abolir el monasterio en beneficio de la celda.El buen Mago es un monje sin compañeros.

Jesús era un Mago terrible y rebelde, según el Talmud y algunos evangelios apócrifos.

Procul ergo hinc,jubente te,Domine,omnis spiritus immundus abcedat. Procul tota nequitia diabolicae fraudis absistat….Nihil hic loci habeat contrariae virtulis admixtio; non insidiendo circumvolet non latendo subrepat, non inficiendo corrompat.

Fuente:
El Satanismo y la Magia.
Autor: Jules Bois.