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La Magia de la Música.

Lo primero, decir que “La Corte del Inglés” dedica esta canción a ese internauta que nos ha escrito en facebook, diciendo que le encantan los vídeos musicales que vamos poniendo en el BLOG. Un fuerte abrazo Don Francisco.

La armonía. Una melodía no es una suma de notas o de tonos, con sus correspondientes armónicos, sino que en el área de la audición también se da la percepción de formas, y estas formas son, en primer lugar, los armónicos, puesto que junto con los tonos constituyen la materia prima de una forma global, subdividida a su vez en otras estructuras. Una melodía es, por eso, primero, una serie de partes encadenadas entre si, de acuerdo a ciertas reglas de composición musical ( hay un arte de la Fuga, de la Sinfonía, de la Sonata, etc.., que conoce todo musicólogo). Pero, por otro lado, ya los armónicos se constituyen de formas elementalísimas, puesto que no son, en primer lugar, la mera suma de sus constituyentes, sino algo más, con lo cual incidimos de lleno en una de las características fundamentales de la Gestalt.

Parece ser que para el oído occidental los armónicos de tercera ( do, mi, sol ) son los favoritos, mientras que, en cambio, para los hombres del Medievo era la quinta y para los griegos la octava.

El ritmo. El ritmo no es más que la aliteración de notas o sonidos, de inflexiones de la voz o de elementos visuales que implican por eso mismo una repetición. El ritmo, subrayémoslo esto con énfasis, es, pues, repetición del mismo movimiento, sensación o percepción. Pero en el caso del ritmo musical es patente la asociación entre percepción y movimiento, ya que los estudios más recientes demuestran la asociación entre el ritmo musical y ciertas sensaciones Kinestésicas.

Tendemos a agrupar los elementos entre sí, creando formas elementales que son comparables a la que la vista crea a partir de la materia bruta de la visión.

El ritmo dispara movimientos musculares explícitos o implícitos. Las experiencias de H.P.Weld, publicadas en American Journal of Psychology, 23 ,1912 bajo el título “An experimental study of musical enjoyment”, confirman no solo los efectos fisiológicos de la música ( como, por ejemplo, un incremento en el ritmo cardiaco y de los movimientos respiratorios), sino toda una gama de Kinestesias y de contracciones musculares patentes.

Uno de los sujetos de este grupo afirmaba, por ejemplo:

“Es como si hubiera un movimiento dentro de mí y que me acompasara el ritmo de la música.

Me producía una impresión de tensión en una parte o en otra del cuerpo.”Otros golpeaban la mesa con los nudillos o movían los pies.

Fuente: Psicología del arte
Autor: Alfonso Alvarez Villar.