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Quien no presta con usura ni cobra intereses ,un hombre así es justo.

No tomarás interés ni usura, antes bien teme a tu Dios y deja vivir a tu hermano junto a ti. No le darás a interés tu dinero ni le darás tus víveres a usura.” 

(Levítico 25:36)

“No prestarás a interés… ya se trate de réditos de dinero, o de víveres, o de cualquier cosa que produzca interés.” 

(Deuteronomio 23 20)

“…[quien] no presta con usura ni cobra intereses…, un hombre así es justo.” 

(Ezequiel 18 8-9)

San” Agustín, por ejemplo, que define como usura toda transacción en la que una persona espera recibir más de lo que ha dado, consideraba la usura tan prohibida, que cualquier beneficio obtenido de ella ni siquiera podía darse como limosna. “Santo” Tomás de Aquino seguía manteniendo esta posición, con claridad y vigor, en el siglo XIV.

Aristóteles rechaza la usura categóricamente. Decía que de todas las formas de comercio, la usura es la más depravada y la más odiosa. La usura no sólo se propone un objetivo antinatural, sino que hace un uso erróneo del dinero en sí, pues el dinero fue creado para el intercambio, no para ser incrementado con la usura. La usura es la reproducción antinatural de dinero con dinero. Cuando a esto añadimos la condena de Platón, que afirmaba que la usura enfrenta inevitablemente a una clase contra otra y es, por lo tanto, destructiva para el estado

El dinero que se crea hoy en día, se crea básicamente a partir de préstamos, es decir en forma de deuda, ya sea pública, comercial, externa o de particulares. Cuando se devuelven las deudas, este dinero desaparece, de manera que así el sistema financiero dispone de una herramienta para ampliar o reducir el dinero en circulación.

¿Por qué los Estados tienen que pagar intereses a su banco central para así poder financiar el gasto público, cuando es dinero que podrían crear directamente los Estados en el momento de realizar estos gastos?

Una minoría controla la creación de dinero y, a partir de ello, hacen que el sistema económico se mueva al ritmo que más les interesa

 

Almas puras al servicio de la humanidad crean:

Los Montes de Piedad (del italiano Monte di Pietà) eran entidades benéficas donde los pobres podían obtener sumas en metálico empeñando sus pertenencias (ver crédito prendario) y así satisfacer sus necesidades más primarias.

Nacidas en el norte y centro de Italia en el siglo XV, a iniciativa de los franciscanos como una forma de combatir la usura. Los primeros montes de piedad fueron establecidos desde 1462 a 1490 en Perusa, Savona, Mantua y Florencia.

En dicha época era usual que los prestamistas cobraran intereses altos por los créditos del orden del 20% al 200%. Con lo cual el acceso al crédito estaba vedado o era muy restrictivo en cuanto al pago de los compromisos o estaba a merced de la usura para los agricultores, artesanos, pequeños comerciantes y los pobres.

Está claro que la batalla tiene un clarísimo vencedor,  la Avaricia  ( Mammon ).